jueves, 19 de enero de 2012

Guardia costero, nuevo héroe tras naufragio


EL HERALDO
El oficial de la guardia costera que ordenó al capitán del crucero italiano encallado que volviera a bordo se convirtió sin querer en un héroe, ya que se le atribuye haber salvado el honor nacional en una de sus noches más oscuras.

Esta historia de dos capitanes ha cautivado a Italia.

Uno es el oficial de la capitanía Gregorio de Falco, quien ordenó con furia al máximo oficial del Costa Concordia que volviera al barco y supervisara las operaciones de rescate.

El otro es el capitán Francesco Schettino, al que los periódicos han mostrado como un cobarde por huir ante la adversidad, y que ahora está bajo arresto domiciliario acusado de homicidio múltiple, causar un naufragio y abandonar el barco.

"Escúcheme, Schettino, quizás se haya salvado de la fuerza del mar pero le haré pasarlo mal. Le haré pagar por esto. Maldita sea, ¡vuelva a bordo!", gritó de Falco a Schettino durante una conversación por radio de cuatro minutos que se hizo pública el martes.

Ayer por la mañana, ya había camisetas con la frase en italiano "Vada a bordo, cazzo!"

"Gracias, capitán" era el más moderado titular elegido por el mayor diario del país, el Corriere della Sera, reflejando la gratitud de los italianos, que ven el comportamiento de Schettino como una vergüenza nacional.

"Dos hombres... dos historias, una que nos humilla, la otra que redime. Gracias, capitán de Falco, nuestro país necesita mucho a gente como usted", indicó el periódico.

Otro momento memorable de la conversación entre los dos capitanes, que han escuchado millones de italianos desde que se hizo público, llega cuando De Falco le dice a Schettino:

"¡Vuelva a bordo! ¡Es una orden! No hay nada más que pensar. Usted ha declarado el abandono de la nave. Ahora yo doy las órdenes. Vuelva a bordo. ¿Está claro? ¿Me oye?"

El nuevo "ídolo" italiano tiene un perfil poco habitual.

De Falco tiene 48 años. Se está quedando calvo y, de uniforme, parece más bien el metre de un restaurante exclusivo en la costa de Amalfi que un atractivo aventurero.

"No soy ningún héroe", indicó De Falco a periodistas cuando entraba en la oficina de la magistratura en la ciudad toscana de Grosseto para declarar sobre el incidente.

A juzgar por los comentarios en Twitter, Facebook y otros medios sociales, los italianos, que viven en un país que muchos creen manchado por la corrupción y los problemas económicos, no están de acuerdo.

"Son hombres como De Falco los que deberían estar gobernando. En su lugar, estamos llenos de hombres como Schettino", señaló en un twit Sofía Rosada.

Algunos han aludido incluso a las figuras de Jesucristo y Judas Iscariote, un salvador y un traidor.

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