sábado, 21 de mayo de 2011

Un espacio para conservar los restos de los guardianes de la casa

MILENIO


Una persona tuvo la iniciativa de tener un espacio para que las mascotas no se fueran simplemente a la basura. Una solución para agradecer el tiempo vivido con los animales que es además ecológica.

León, Gto.

hocolata, Sisi, Tomás y Manchas, son parte de las decenas perros y gatos que no fueron simplemente arrojados a la basura cuando murieron.



Sus cuerpos peludos fueron enterrados o incinerados en el primer cementerio de mascotas de León, donde sus dueños les llevan flores en una lápida o un nicho con su nombre y pagan una cuota anual por su lugar en el panteón.


En agosto del año pasado, Judith Álvarez Islas, amante de los animales, dejó desbordar su pasión cuando se jubiló como administradora de guarderías del Seguro Social y construyó Tonalli,
el primer mausoleo de mascotas de la ciudad.



La idea de crear el cementerio surgió luego de que tres perros que adoptó Judith murieron mientras ella se ausentó por 5 meses a tomar cursos de zoología y etología y no sabía qué hacer con sus cuerpos. Se negaba a meterlos a una bolsa de plástico y tirarla a la basura.



Así que primero los enterró en el patio de su casa, pero luego pensó que al igual que ella mucha gente tendría la misma necesidad, y comenzó con el proyecto que, además de ofrecer un lugar especial para sus animales, también es una solución ecológica.



Los dueños de mascotas tendrían así la oportunidad de reconocer y agradecer el cariño y compañía durante la vida de las mismas.



Un lugar que serviría para consentir a quien en ocasiones se convierte en un miembro más de la familia y también para que sus restos tuvieran un final más digno que sólo el tiradero de basura. “Cuando me jubilé sólo sabía que me quería dedicar a los perros, toda mi vida he rescatado animales de la calle, los curaba y les buscaba adopción.



Así que cuando pude me fui a tomar estos cursos, y regresé y los perros habían resentido mucho mi ausencia a pesar de que se quedaron con mis hijos, y se fueron muriendo, el patio de mi casa dejó de ser suficiente, y de ahí que vino la idea. Todo el dinero de mi jubilación y todo mi dinero, además de otros 3 socios que amamos los animales, empezamos esto”, platicó Judith que actualmente tiene en su casa ocho perros y un gato, entre criollos y de raza.






El cementerio tiene un terreno de 3 mil 500 metros y cuenta con un espacio para mil 500 cuerpos, además toda una pared para nichos, donde caben hasta dos urnas por cada lugar. Hasta el momento ahí han sido enterrados 6 perros pero de manera ecológica, utilizando una bolsa de manta. “Ningún féretro deja de contaminar, ni los de madera.






Tardan mucho en desintegrarse, así que en nuestro afán de cuidar la ecología, usamos estas bolsas”, señaló. Cada espacio en el cementerio se renta por 700 pesos para un periodo de tres años, tiempo aproximado que tarda en desintegrarse totalmente los huesos del animal, mientras que por los nichos, donde se colocan las cenizas, se renta anualmente en 200 pesos.






Tonalli cuenta con un crematorio especial para mascotas con capacidad de hasta 90 kilos, donde si los dueños del animal lo desean pueden observar el procedimiento desde una sala de espera, con un vidrio de por medio, con vista al horno.






También, antes del proceso de cremación o entierro, en Tonalli hay una sala con una mesa donde se puede colocar a la mascota rodeada de pétalos y velas, para que sus amos se despidan de ellos.






Hasta el momento se ha cremado a más de 150 mascotas. Tonalli fue apoyado por la incubadora de proyectos de la Universidad Tecnológica de León y premiado con el Mérito Leonés por la Dirección General de Medio ambiente Sustentable.

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