lunes, 26 de julio de 2010

Podrían huelguistas perder la vida en cualquier momento

EL PUEBLO
La nutrióloga Gabriela Quiroz Olguín, adscrita en el servicio de la Clínica de Nutriología del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” (INCMNSZ), indicó que el organismo sobrevive sin problemas sólo con consumo de líquidos entre 40 y 60 días, pero sin alimentos y agua entre dos o tres. “Si se tienen 80 días es mucho y eso acentúa la debilidad y es muy probable que esa persona llegue a morir”, señaló en entrevista la especialista de esa institución de la Secretaría de Salud (SSA). Expuso que si los huelguistas de hambre deciden levantar su protesta deberán tener mucho cuidado, pues ingerir alimentos y agua de golpe y en exceso puede provocarles un infarto y presentar una situación muy grave que puede empujarles a la muerte. El someterse a este tipo de regímenes provoca daños reversibles e irreversibles en el cerebro y en el hígado, pues el primero necesita glucosa y la falta de ésta provoca alucinaciones y demencia, mientras la carencia de minerales y vitaminas, como la tiamina, provoca graves daños hepáticos. “Principalmente el cerebro necesita glucosa para subsistir, pero al no haber suficiente el cerebro usa otras sustancias, como son ácidos grasos, pero la falta de glucosa causa alucinaciones y demencia en estas personas”, comentó. Mencionó que conforme avanzan los días el cuerpo tendrá una gama de desórdenes que provocan la degradación paulatina de la glucosa, que son los azúcares y carbohidratos que dan la energía y estas reservas son las primeras en degradarse en los primeros dos o tres días. Luego se empiezan a degradar las reservas de grasa, que duran semanas, dependiendo de la constitución de la persona, y las últimas sustancias en degradarse son las proteínas, que forman parte de los músculos, que es cuando ya se ve deteriorado el cuerpo, se provoca debilidad y se presentan las complicaciones. Otro punto es la deficiencia de vitaminas y minerales, lo que afecta al sistema inmunológico y hace más susceptible a enfermedades e infecciones a los huelguistas de hambre, mencionó Quiroz Olguín. “El que se somete a este tipo de régimen pone en peligro su vida, porque hablamos de que no le aporta adecuadamente la composición de nutrimentos (a su cuerpo) y no tiene lo necesario para subsistir”, expuso. Cuando el sistema inmune se deprime, agregó, las principales causas de infecciones por deficiencia de alimentos se dan en las vías respiratorias y pueden causar neumonías o propiciar algún tipo de bacterias que invaden el sistema digestivo y provocan diarreas, por lo que la persona muere por deshidratación. Indicó que los infartos se llegan a dar cuando existen problemas de hipertensión, es decir que no llega la sangre adecuadamente al corazón, a lo que se suman las deficiencias de ciertos minerales y vitaminas en el organismo y todo empieza a fallar. La desnutrición se puede corregir, pero se tiene que tener mucho cuidado de que no se presente el Síndrome de Realimentación, pues administrar de golpe cantidades mayores de comida puede provocar infartos y otros problemas al recibirse una carga importante de glucosa que el cuerpo ya no producía. Informó que si los electricistas deciden levantar la huelga de hambre es muy importante que los valore un médico y acudan a un centro de salud, para que determinen cuál es su estado general, el grado de deficiencia vitamínica y de desnutrición. El médico se encargará de rehidratarlos de manera adecuada y progresiva, para que reciban el alimento sin caer en excesos, que también les pueden costar la vida. Finalmente comentó que las ideas son muy respetables, pero la huelga de hambre no se puede justificar ya que, consideró, el no consumir alimento es una manera de agresión al cuerpo y se pone en riesgo la propia vida.

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