El 80% de mexicanos es incapaz de hablar de sexo con sus hijos

EL DIARIO

Distrito Federal.- El 80 por ciento de los mexicanos es incapaz de hablar sobre sexo con sus hijos debido a los tabúes, sobre todo religiosos, y a la formación de su entorno familiar, dijo hoy el psicoanalista Juan Pablo Arredondo.

"Un 20 por ciento lo hace relativamente bien", entre el 20 por ciento y 30 por ciento se desempeña "más o menos" con problemas y el resto lo hace con "un mal enfoque y mensajes pésimos", afirmó el experto mexicano que hoy presentó su libro "Hablemos de sexo con los niños" (Ediciones B. 2011).

Arredondo explicó en entrevista con Efe que lo más importante al abordar la sexualidad con los hijos es el lenguaje no verbal, las actitudes que expresa nuestra propia vivencia al respecto.

Destacó que las concepciones religiosas son uno de los principales obstáculos para tratar temas de sexo, debido a que reducen la sexualidad a la procreación y olvidan el placer como uno de los elementos más importantes.

"Para la religión muchos de los temas sexuales son prohibidos, no son bien vistos" y el concepto de pecado siempre está presente, abundó el especialista.

En su opinión, la idea de mantener ocultos los temas relacionados con el sexo parte de la "falsa creencia" de suponer que si los menores tienen mayor información, comenzarán a ejercer su sexualidad con mayor precocidad.

"No obstante, las investigaciones señalan que esto no es cierto, pues mientras los menores dispongan de mayor información, tienen más posibilidades de manejar su sexualidad de manera más adecuada, más tarde, con mayor responsabilidad y sin ceder a presiones sociales", aseguró.

Según el terapeuta, cuando los padres hablan de sexualidad, la reducen a la reproducción y "prefieren no entrarle" al punto del placer sexual.

En cuanto a la edad ideal para empezar a hablar de sexo con los hijos, comentó que depende de la madurez del menor y recordó que desde pequeños los niños viven una etapa de exploración y se preguntan, por ejemplo, "por qué papá tiene pene y mamá no", lo que se debe a su curiosidad normal para conocer el mundo.

Los padres pueden explicar la mayor parte de los temas de manera natural, pero marcan la diferencia cuando se trata de sexualidad, advirtió.

Por ello, recomendó abordar los temas sexuales "con la mayor naturalidad y objetividad posible, y responder a las preguntas de manera concreta".

Mencionó que a muchas personas les cuesta hablar de masturbación, de menstruación, de anatomía de los órganos genitales, entre otros temas, y utilizan palabras que les parecen más suaves, pero que distorsionan la realidad.

Por ejemplo, se alude al pene con palabras como "pirrín", "cosita", entre otras, y a la vagina o la vulva con otros nombres porque los términos técnicos les parecen "muy fuertes", señaló Arredondo.

Sobre la desnudez ante los hijos, dijo que es un tema de convencionalismos y del pudor en la familia. En cada caso habrá señales de padres e hijos que indiquen cuándo se debe limitar, comentó.

El psicoanalista señaló que actualmente muchos adolescentes comienzan su vida sexual cada vez más temprano, a partir de los 14 años, y aclaró que no existen recetas para preparar a los hijos para esta etapa.

Lo más importante es hablar con claridad de los riesgos ante embarazos y contagios de enfermedades, además de alcanzar la madurez emocional para una vida plena, con valores de respeto al cuerpo propio y al ajeno, indicó.

En especial, sugirió tratar con los jóvenes el tema de su omnipotencia, "la idea de que son súperheroes que todo lo pueden" y creen que no les pasará nada y por ello se arriesgan no solo en el sexo, sino en el consumo de alcohol o al salir a altas horas.

Arredondo apuntó que el 98 por ciento de los varones adolescentes se masturba, aunque todos lo niegan, mientras que solo cerca del 30 por ciento de la mujeres lo hace.

Finalmente, destacó que solo un 15 por ciento o 20 por ciento de los hombres están preparados para una relación sexual adecuada, debido a que su organismo fue condicionado por la masturbación a una eyaculación rápida, lo que impide a su pareja la satisfacción completa.