Ciudad de México.- A pesar de que es inminente un alza de precios en el maíz ya que este fenómeno se presenta en muchos lugares de provincia donde los aumentos son progresivos, no se visualiza una movilización ciudadana porque la gente no está organizada como para exigir la disminución del precio, aseveró el doctor José Manuel Hernández Trujillo, del departamento de Economía de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Sin embargo, dijo que de continuar las presiones podrían cerrarse muchas tortillerías, por no permitir a sus propietarios incrementar el valor del producto, "sobre todo aquellos que se encuentran en las grandes ciudades con una fuerte competencia de las tiendas departamentales, que venden entre 5.50 y seis pesos el kilo, en comparación con los establecidos en las urbes pequeñas que no tienen esta competencia".
El investigador de la Unidad Azcapotzalco dijo que el panorama de alzas es un problema complejo, "donde los consumidores tenemos que esperar que incrementen los precios porque los industriales deben mantenerse produciendo", de no ser así carecerán de incentivos para aumentar la producción, con lo que dependeremos de las importaciones, cuyos costos son más elevados.
Admitió que los grandes monopolios presionan el alza del precio, ya que tienen mayor poder de mercado, son los reguladores del precio, los que distribuyen las importaciones y los que compran la mayor parte de la producción nacional, aunado a que abastecen a las pequeñas tortillerías y éstas no tienen de otra más que solicitar el aumento, por la presión de sus proveedores.
Consideró que prevalece una especie de psicosis en términos de precios, además de un ambiente en el que al final de cuentas la población tendrá que entender el incremento como algo necesario.
México depende, en gran medida, de más de 50 por ciento de importaciones y en el mercado hay tendencia creciente de los precios de maíz "por los consumos, aumenta el de los países emergentes como China e India, pero además crece el consumo del producto para otros usos, como el energético".
El profesor expresó que son diferentes los factores que inciden. Se bursatiliza el mercado, manejado en términos de los mercados a futuro, se convierte el maíz, además de ser un alimento, en un producto sujeto a un ambiente especulativo. "Todos estos factores hacen que el precio del maíz tienda a incrementarse y si nuestro consumo es muy grande, el precio promedio aumenta".
Recordó que en nuestro país el precio de la tortilla está liberado y la forma que se tiene para atender el problema de costos es a través de aumentos en el precio del producto, pero se observa que en algunos lugares, como la Ciudad de México, ha habido acuerdos para no incrementarlo debido a presiones de los gobiernos locales y estatales, aunadas a la competencia entre los propios tortilleros y las tiendas departamentales. "En muchas otras ciudades fluctúa entre diez y 11 pesos", dijo.
Finalmente, descartó que exista especulación de granos, "porque las existencias no son tan grandes; la forma de especular para aumentar el precio sería que ellos tuvieran existencias que las pudieran manejar por mucho tiempo y después soltarlas en el mercado. Hay una demanda fija de tortillas. No dejamos de comerlas porque cuesten más caras; la demanda y el abastecimiento de la población son fijos, en todo caso hay una amenaza al plantear la necesidad del incremento de precios, pero no hay ocultamiento".
Sin embargo, dijo que de continuar las presiones podrían cerrarse muchas tortillerías, por no permitir a sus propietarios incrementar el valor del producto, "sobre todo aquellos que se encuentran en las grandes ciudades con una fuerte competencia de las tiendas departamentales, que venden entre 5.50 y seis pesos el kilo, en comparación con los establecidos en las urbes pequeñas que no tienen esta competencia".
El investigador de la Unidad Azcapotzalco dijo que el panorama de alzas es un problema complejo, "donde los consumidores tenemos que esperar que incrementen los precios porque los industriales deben mantenerse produciendo", de no ser así carecerán de incentivos para aumentar la producción, con lo que dependeremos de las importaciones, cuyos costos son más elevados.
Admitió que los grandes monopolios presionan el alza del precio, ya que tienen mayor poder de mercado, son los reguladores del precio, los que distribuyen las importaciones y los que compran la mayor parte de la producción nacional, aunado a que abastecen a las pequeñas tortillerías y éstas no tienen de otra más que solicitar el aumento, por la presión de sus proveedores.
Consideró que prevalece una especie de psicosis en términos de precios, además de un ambiente en el que al final de cuentas la población tendrá que entender el incremento como algo necesario.
México depende, en gran medida, de más de 50 por ciento de importaciones y en el mercado hay tendencia creciente de los precios de maíz "por los consumos, aumenta el de los países emergentes como China e India, pero además crece el consumo del producto para otros usos, como el energético".
El profesor expresó que son diferentes los factores que inciden. Se bursatiliza el mercado, manejado en términos de los mercados a futuro, se convierte el maíz, además de ser un alimento, en un producto sujeto a un ambiente especulativo. "Todos estos factores hacen que el precio del maíz tienda a incrementarse y si nuestro consumo es muy grande, el precio promedio aumenta".
Recordó que en nuestro país el precio de la tortilla está liberado y la forma que se tiene para atender el problema de costos es a través de aumentos en el precio del producto, pero se observa que en algunos lugares, como la Ciudad de México, ha habido acuerdos para no incrementarlo debido a presiones de los gobiernos locales y estatales, aunadas a la competencia entre los propios tortilleros y las tiendas departamentales. "En muchas otras ciudades fluctúa entre diez y 11 pesos", dijo.
Finalmente, descartó que exista especulación de granos, "porque las existencias no son tan grandes; la forma de especular para aumentar el precio sería que ellos tuvieran existencias que las pudieran manejar por mucho tiempo y después soltarlas en el mercado. Hay una demanda fija de tortillas. No dejamos de comerlas porque cuesten más caras; la demanda y el abastecimiento de la población son fijos, en todo caso hay una amenaza al plantear la necesidad del incremento de precios, pero no hay ocultamiento".
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