CIUDAD DE MÉXICO.- Un militar muere cada seis días en promedio dentro del combate que sostiene el Ejército mexicano contra el narcotráfico y la delincuencia organizada en la actual administración federal.
Del 1 diciembre de 2006 al 14 de diciembre de 2010, 222 militares en campaña perdieron la vida, de acuerdo con un reporte oficial de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
El número de bajas sufridas por el Ejército durante este sexenio es el más alto del que se tenga registro en décadas, señaló Javier Oliva, experto en Fuerzas Armadas.
"Las estadísticas lo marcan así y esto tiene que ver por un lado con los ejercicios de transparencia que se han ido alcanzando en los gobiernos sucesivos, y, por otro, la mala noticia de que los delincuentes tienen armamento que les permite desafiar a las Fuerzas Armadas", explicó Oliva.
Carlos Humberto Toledo, quien ha sido asesor del Heroico Colegio Militar y la Escuela Superior de Guerra, afirmó a CNNMéxico que el Ejército se enfrenta a un adversario con mayor poder que el movimiento subversivo de la década de los setenta, guerrillas urbanas que proliferaron principalmente en el norte y en estados como Guerrero.
"La desagradable sorpresa ha sido que este enemigo ha sido mucho más grande, mucho más numeroso y poderoso que los cálculos que este Gobierno establecieron en un principio", dijo Toledo.
De acuerdo con las cifras de la Sedena, dos efectivos murieron en diciembre de 2006; 37, en 2007; 54, en 2008, y 44, en 2009.
El año pasado habían fallecido 85 elementos hasta la segunda semana de diciembre, la cifra más alta desde que el presidente Felipe Calderón estableció la lucha contra el narcotráfico que ha derivado en 35,000 muertes en el país.
Oliva señaló que un factor que ha detonado las bajas es que el Ejército opera en las ciudades y no en montaña o sierra, como era en el pasado, lo que permite que sean ubicados por los criminales, en entrevista con CNNMéxico.
Nuevo enemigo en el norte.
Indicó que la Sedena destina a cerca de 35,000 militares diarios en labores de combate al crimen organizado en puestos de revisión y patrullajes, por lo que el número de muertes podría considerarse relativamente menor.
Sin embargo, el experto, quien ha sido asesor del Colegio de la Defensa Nacional, recordó que una de las frases del Premio Nobel de la Paz Nelson Mandela es que "un muerto son demasiados muertos".
Las agresiones que enfrentan los militares han ido en aumento conforme ha avanzado el sexenio, principalmente en los estados del norte del país, fronterizos con Estados Unidos, muestran las cifras.
Si en 2007 la Sedena reportó 14 agresiones, para 2010 subieron a 128, de las cuales 61 se registraron en Tamaulipas y 30 en Nuevo León.
Los dos estados norteños enfrentan un recrudecimiento de la violencia por la disputa entre el cártel del Golfo y Los Zetas, sus antiguos aliados, por controlar sus ciudades.
Sólo en los municipios de Reynosa y Nuevo Laredo, Tamaulipas, fronterizas con Texas, el Ejército sostuvo 14 enfrentamientos en cada una en 2010.
El saldo de los enfrentamientos para
El saldo de los enfrentamientos para
el Ejército en cuatro años ha sido de 86 militares muertos, de los cuales dos tenían rango de jefe, 15 de oficiales y 69 eran tropa.
Otros 24 elementos han sido ejecutados por miembros del crimen organizado, principalmente en Nuevo León y Guerrero, mientras que 84 perdieron la vida en accidentes vehiculares y aéreos durante operaciones, y el resto en otro tipo de incidentes.
"Lejos de estar contenidos o estarse replegando, las organizaciones criminales aparentan estar fortalecidas, activas, operativas y actuantes en necesidad de territorios, rutas y posiciones geográficas; esto es una situación muy preocupante para la actualidad y para el futuro de México", agregó Toledo, en entrevista con CNNMéxico.
Para los dos expertos, el actual sexenio ha sido difícil para el Ejército no sólo por el número de bajas.
"Al no haber existido jamás este tipo de adversario, en una situación tan prolongada, que ya lleva mas de cuatro años y en donde los cálculos estimados al comenzar no eran los apropiados, vemos que el desgaste ha sido muy grande para el Ejército", señaló Toledo.
Un insuficiente presupuesto y la falta de un marco jurídico que aporte completa certeza a su operación, ante el retraso en el Congreso para reformar la Ley de Seguridad Nacional, han complicado la función de la Sedena, según Oliva.
"No hay una corresponsabilidad del poder civil, entiéndase Ejecutivo, Legislativo y Judicial, para darle la cobertura jurídica a las actividades, tareas, que no le corresponde de manera directa, sino que está de manera coadyuvante", criticó.
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