La prohibición de vender bebidas azucaradas o refrescos en las escuelas, establecida por algunos estados de Estados Unidos, no ha logrado reducir el consumo global de estos productos, según un estudio publicado por la revista Archivos de Pediatría y Medicina Adolescente.
El análisis de la Universidad de Illinois, de Chicago incluyó a 6 mil 900 estudiantes de escuelas públicas de 40 estados, quienes fueron estudiados en los años 2004 y 2007.
En ambas ocasiones, los menores debían responder cuestionarios informando sobre el acceso a bebidas que tenían en sus escuelas, las veces que han comprado, así como el consumo total que han tenido, incluido lo que beben fuera del colegio.
Prohibición total
Según el doctor Daniel Taber, quien participó de la investigación, muchos estados sólo han prohibido la venta de refrescos, aunque permitiendo sí la venta de bebidas deportivas o jugos de frutas, que también son azucarados.
Debido a lo anterior, los estudiantes consumen igual cantidad de bebidas azucaradas, ya sea que estén en colegios que prohíben su venta o que no las prohíben.
"En resumen, las políticas estatales que regulan la venta de bebidas en los colegios, sólo lograron reducir el consumo de productos azucarados cuando prohibieron todos los tipos de bebidas", advierten los autores.
En su opinión, esta es otra evidencia de que para que esta política sea efectiva debe aplicarse como una prohibición global, que involucre a todas las bebidas azucaradas, las que se han asociado al aumento de obesidad entre los jóvenes.
Pero los investigadores llaman la atención además de que, cuando la prohibición en la escuela es total para las bebidas azucaradas, el consumo de los estudiantes no se reduce tanto, porque siguen bebiendo fuera de la escuela.
Una intervención a través de un sitio web para adolescentes en Holanda no logró que mejoraran su dieta ni que aumentaran su ejercicio, como forma de prevenir el aumento de peso.
El análisis de la Universidad de Illinois, de Chicago incluyó a 6 mil 900 estudiantes de escuelas públicas de 40 estados, quienes fueron estudiados en los años 2004 y 2007.
En ambas ocasiones, los menores debían responder cuestionarios informando sobre el acceso a bebidas que tenían en sus escuelas, las veces que han comprado, así como el consumo total que han tenido, incluido lo que beben fuera del colegio.
Prohibición total
Según el doctor Daniel Taber, quien participó de la investigación, muchos estados sólo han prohibido la venta de refrescos, aunque permitiendo sí la venta de bebidas deportivas o jugos de frutas, que también son azucarados.
Debido a lo anterior, los estudiantes consumen igual cantidad de bebidas azucaradas, ya sea que estén en colegios que prohíben su venta o que no las prohíben.
"En resumen, las políticas estatales que regulan la venta de bebidas en los colegios, sólo lograron reducir el consumo de productos azucarados cuando prohibieron todos los tipos de bebidas", advierten los autores.
En su opinión, esta es otra evidencia de que para que esta política sea efectiva debe aplicarse como una prohibición global, que involucre a todas las bebidas azucaradas, las que se han asociado al aumento de obesidad entre los jóvenes.
Pero los investigadores llaman la atención además de que, cuando la prohibición en la escuela es total para las bebidas azucaradas, el consumo de los estudiantes no se reduce tanto, porque siguen bebiendo fuera de la escuela.
Una intervención a través de un sitio web para adolescentes en Holanda no logró que mejoraran su dieta ni que aumentaran su ejercicio, como forma de prevenir el aumento de peso.
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