jueves, 12 de marzo de 2009

Sube México tono de reclamos a Estados Unidos


EFE
CIUDAD DE MÉXICO, México, mar. 11, 2009.-Las autoridades mexicanas reaccionaron hoy con dureza a las afirmaciones de los funcionarios estadounidenses sobre el narcotráfico y exigieron que Washington asuma su responsabilidad y actúe contra el tráfico de armas con las que se han equipado los violentos carteles del narcotráfico.
Desde hace meses han circulado informes en Estados Unidos que ubican a México como un "Estado fallido" por el poder que han alcanzado los barones de la droga, categoría que el Gobierno mexicano ha rechazado. La nueva escalada de recriminaciones se desató hoy después de que el martes el director de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, Dennis Blair, dijera que el Gobierno mexicano ha perdido el control de territorios que están en manos del crimen organizado.
"La influencia corruptora y la creciente violencia de los carteles mexicanos de la droga" han impedido a las autoridades mexicanas gobernar "partes de su territorio", dijo Blair ante legisladores de su país.
De forma coincidente ayer el Senado de Estados Unidos redujo a 300 millones la ayuda a México durante 2009 para el combate al narcotráfico, en el marco del Plan Mérida.
Otro funcionario, el secretario adjunto para Asuntos Antinarcóticos de Estados Unidos, David Johnson, abonó ayer al tema, al afirmar que unas 150.000 personas están involucradas directamente en el narcotráfico en México y otras 300.000 participan en el cultivo y procesamiento de la marihuana y el opio.
El negocio del narcotráfico mueve entre 15.000 millones y 25.000 millones de dólares al año en México, aseguró Johnson.
En una aparente respuesta a estos señalamientos el presidente de México, Felipe Calderón, dijo hoy que espera que el Gobierno de Barack Obama respalde la lucha contra el tráfico de drogas, y prohíba la venta de rifles de asalto con que se han equipado los delincuentes mexicanos. Calderón pidió de Estados Unidos "acciones concretas, en temas como el control de la venta de armas" y se refirió a la ley que fue derogada hace cinco años en EU que prohibía la venta de fusiles de asalto AK-47, rifle preferido por los sicarios de los carteles mexicanos. Calderón indicó que la venta indiscriminada de armas de alto poder representa una amenaza "no solo para la seguridad de los mexicanos, sino también para la propia seguridad de los estadounidenses". Como "bien lo sabemos todos" el tráfico de drogas en Estados Unidos sólo se explica por la corrupción de las autoridades que en esos niveles permiten ese tráfico", afirmó Calderón.
Explicó que el problema de la inseguridad, narcotráfico y delincuencia organizada no es un tema exclusivo de México, "y probablemente ni siquiera haya tenido origen en nuestro país. Esa es la verdad".
"Que millones de norteamericanos (estadounidenses) se dediquen a consumir o a traficar drogas, y que sea el principal mercado de armas para las organizaciones criminales que operan en ambos lados de la frontera, nos obliga a las autoridades de ambos países a reforzar los mecanismos de cooperación", señaló Calderón.
Horas antes, el ministro mexicano del Interior, Fernando Gómez Mont, exigió que Estados Unidos le reconozca a México su "liderazgo y compromiso" en la lucha contra "la amenaza común del crimen organizado".
Gómez Mont demandó además "de las voces públicas de Estados Unidos el mismo grado de autocrítica y compromiso que el propio Gobierno mexicano ha demostrado durante la administración del presidente Calderón", que inició en diciembre de 2006.
Por la mañana la canciller mexicana, Patricia Espinosa, rechazó "tajantemente" la declaración de Dennis Blair sobre que el Gobierno había perdido control de su territorio por la fuerza del narcotráfico.
Según Espinosa, el embajador de México en Washington, Arturo Sarukhán, emitió "de inmediato" un mensaje contrario a "esa muy desafortunada declaración", que consideró basada en "argumentos parciales y superficiales".
La ola de violencia desatada por las bandas criminales, que se disputan entre sí el control de rutas de las drogas y pelean contra fuerzas federales, ha dejado una estela de muerte, con más de 10,000 víctimas fatales en los últimos tres años.

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